Ya me cansé. El uso de las media en mi casa era casi anárquico. Existían en la vuelta como diez pares de medias. Esos pares las compartíamos mi hermano y yo.
Como suele suceder en temas de propiedad, la ambición domina al hombre. Así pues, los dos nos peleábamos por quién se quedaba con más medias en su cajón, para después usarlas. La pelea consistía en ir a buscar las medias al cajón de la ropa limpia y apropiarse de la mayor cantidad posible de medias así después no sufrir una escasez de las mismas en nuestros respectivos cajones.
Pero todo se terminó un día. Decidí comprarme mis propios pares de medias y marcarlos con mi nombre para que no hubiese confusiones. Terminé con la subversión.
Todos nos ponemos medio fachos a veces. No puedo esperar a ver su reacción cuando vea el cajón de la ropa limpia.
3 comments:
¡Qué momento! Me recuerda al desembarco de Normandía.
Medias, puaj. Quién las necesita?
Creo que un hombre usa las medias hasta que realmente se gastan, se llenan de agujeros y no dan para más, como con los calzoncillos o las mujeres.
Post a Comment