Hace un año que no me compro ropa. Y cuando digo no me compro ropa, me refiero a la acción de ir hasta un local o feria e intercambiar dinero por una prenda. Nada, ni una media. Se puede decir que mantengo un look de 2006 para atrás.
No recuerdo qué fue lo último que compré, pero estoy seguro de que no era tan importante como para acordarme.
Mi madre –principal fuente de vestimenta de un hombre promedio- también hace tiempo que no m compra nada. Igualmente, hace tiempo que le prohibí a mi madre comprarme cosas. Mi madre es la típica persona que viaja y te trae de regalo una remera que dice “Yo estuve en Santo Domingo”. O que cuando te regala algo, no es consciente de lo lejos que está de los gustos personales de uno. Es por eso que el único regalo que acepto de mi madre son calzoncillos.
Y sin embargo, a pesar de todo esto, sigo acá, con mi look del 2006 para atrás y me atrevo a decir, casi con rebeldía, que me siento un poco retro…
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