Sunday, August 12, 2007

Explotación de una generación blogera

Llegar a casa para Juan significa el alivio de doce horas. Después sabrá que tendrá unas pocas horas para comer y apenas siete horas para dormir para volver al estudio a las siete de la mañana.

Por lo general está solo. No es que no tenga a nadie. Su madre lo llama todos los días para ver si necesita comida. Su padre murió de cáncer hace años. Su ex novia lo visita de vez en cuando. Es algo casi tácito. Los dos se odian, pero al mismo tiempo se necesitan, cuando no hay nada más que hacer que perder el tiempo en la cama.

El microondas está sonando. La cena está lista. La luz que emite el televisor le permite ver lo que come. El pequeño living sirve de refugio para todas sus penas interiores. Una especie de fortaleza que lo reconforta. El solo hecho de saber que está ahí y no en otro lado lo narcotiza.

Los platos ya están lavados y queda poco tiempo para irse a dormir. Se acuesta en la cama a leer. Hay un libro de Mrozek en la mesa de luz. Pasadas las doce deja el libro y enciende la radio. Cierra los ojos. Nada los despertará salvo el despertador a las seis de la mañana.

3 comments:

Anonymous said...

espero que no sea para peor...

eresfea said...

Entre Eggers, Palahniuk, Cheever y Bermúdez. ¡Qué manera de refregar el desencanto!

Ignacio Bermúdez said...

Has insultado a generaciones de maestros... lo que no quita que me sonroje...