Tuesday, October 7, 2008

Mensajería

La tecnología había impactado negativamente en la rutina del Doctor en Neumología, Rodrigo Guillermo. Recibía en su teléfono móvil (no le decía celular por miedo a que sus colegas pensaran que se refería a un asunto médico) diariamente una cantidad considerablemente de mensajes de texto.

Aquel día recibió el mensaje de su mujer preguntándole a qué hora estaría a comer para saber qué debía cocinar. Más tarde, un paciente, de esos que por la insistencia de años de cáncer de pulmón había conseguido su número, le mensajeó para saber qué ungüento comprar para una verruga que le había salido en la cara. Su secretaria, que más de una vez le había despertado de una siesta, le consultó sobre unos hongos que le habían salido en los pies. Y, finalmente, su amante hizo vibrar por última vez su móvil para saber porqué no había llegado a la cita en el motel.

Este abuso de su privacidad terminó por explotar la térmica del doctor, que en un ataque de histeriquismo extremo, pero digno de esa inteligencia por la cual sus colegas le reconocían, resolvió burlarse de los emisores. Decidió que cada respuesta remitida sería en desorden y, por lo tanto, cada mensaje enviado no tendría correspondencia con el que él recibió.

Así, le recomendó a su esposa una crema muy eficaz para que se saque esa verruga que le afeaba la cara; a su paciente de tantos años, le dijo que estaría a cenar a las nueve y media en su casa; a su amante, le contestó que lo mejor sería que se bañara; y a su secretaria, le dijo que no podía esperar por acostarse con ella, que muy pronto estará allí.

No comments: