- Me quiere, no me quiere. Me quiere, no me quiere. Me quiere…
Antes de que pudiera terminar, su respiración se paralizó. Una espesa y negruzca mancha de sangre corrió por el cordón de vereda donde estaba sentado. Su amigo, sentado a su lado, le había reventado la sien de un disparo.
- Ojala el amor se solucionara tan fácilmente.
1 comment:
Siempre igual de garroneros estos brazucas.
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