Toda mi vida me quedé parado mirándolas bailar. Con el codo en una barra, o contra una pared. Siempre acompañado de una espumeante cerveza o de el armonioso sonido de güisqui con hielo. Y cada vez que me invitan digo que “No, no sé bailar”, y me quedo con mi espumeante cerveza o con el armonioso sonido de güisqui con hielo.
Me quedo parado. Las veo moverse. Y más me doy cuenta de cuánto me pierdo, y de qué afortunado soy de estar acompañado de una espumeante cerveza o del armonioso sonido de güisqui con hielo.
2 comments:
Los hombres duros no bailan, acéptalo.
No sé bailar tango, pero creo que es mejor no saber que saber: tengo la ilusión de encontrar a una Mujer que me enseñe, y yo, torpe, seguir sus pasos.
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