
Todos, alguna vez en su vida, se quedan a mirar las agujas del reloj. Todos. Y esperan. Miran y miran intentando parar lo que es imposible, lo inevitable. Nada detiene al nuevo día. Nada detiene al sol, o a la tierra. A los autos afuera. Al ómnibus con el maldito guarda y su cambio en monedas. Al mozo de bar a levantar la cortina de hierro de su negocio.
Y yo, tirado en al cama, miro mi reloj digital (sin agujas). Mierda, otra vez me dormí…
2 comments:
Viajaste en el tiempo hasta España para hacer esa fotografía en blanco y negro?
¿entonces el negocio es del mozo?, y después las quejas...
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