Dorio estaba tirado. Pensando casi en nada, pero al mismo tiempo en todo. Se preguntaba cómo había llegado al apartamento. ¿Qué eran esas figuras extrañas que le hablaban en una lengua extrañan y que no podía entender? ¿Por qué debía obedecer sus órdenes –más allá de que, si no lo hacía, recibía un castigo-? ¿Había alguien igual que él? ¿Él era único? Y en caso de serlo, ¿por qué no era él el que mandaba? ¿El apartamento es todo lo que hay para ver?
Pasaron dos años. En ese tiempo aprendió que tenía que hacer sus necesidades en la terraza –a fuerza de gesticulaciones y gritos de los que mandaban-. También comía en la terraza, algo que no le preocupaba mucho. Lo que sí no entendía era de dónde salía la comida que le daban esos seres tan extraños al que ya se acostumbraba a obedecer. Se dio cuenta de que eso se tenía que comer porque era lo único que podía comer sin ser reprimido. Los demás objetos de la casa no podían morderse ni comerse sin que los que mandaban le griten.
Pero después de dos años, Dorio salió del apartamento. No entendía mucho para qué ni por qué, pero le excitaba el hecho de abandonar las paredes blancas. Salió a un cuarto estrecho y oscuro. Lo llevaba uno de los que mandaba.
Continúa...
Thursday, May 31, 2007
Thursday, May 24, 2007
Cosas que pasan

Todos, alguna vez en su vida, se quedan a mirar las agujas del reloj. Todos. Y esperan. Miran y miran intentando parar lo que es imposible, lo inevitable. Nada detiene al nuevo día. Nada detiene al sol, o a la tierra. A los autos afuera. Al ómnibus con el maldito guarda y su cambio en monedas. Al mozo de bar a levantar la cortina de hierro de su negocio.
Y yo, tirado en al cama, miro mi reloj digital (sin agujas). Mierda, otra vez me dormí…
Wednesday, May 23, 2007
Saturday, May 19, 2007
Certeza
Respuestas
Thursday, May 17, 2007
Quisquillosas
Leer
Sunday, May 13, 2007
Otro post sobre el día de las madres

Lo cierto es que la resolví simple: flores. Ella quedó muy contenta. Lo que ella no sabe es cuánta gente estaba conmigo comprando flores.
Creo que las flores se trasformaron en el último recurso, como cuando en el fútbol el defensa baja de una patada a un delantero cuando lo elude para quedar solo frente al golero. Nosotros somos el defensa, y el delantero…, pues es el día. El día avanza y avanza hasta que tenemos el regalo. Después qué importa. Y un domingo a las diez, cuando faltan pocos minutos para que mi madre se levante y no tengo nada más que sueño, sólo queda el último recurso.
Friday, May 11, 2007
Wednesday, May 9, 2007
¿Hola?

- Sí, señor –dijo el telefonista-. Podemos ayudarlo. ¿Usted estará en el apartamento de 8 de la mañana a 6 de la tarde el martes que viene?
Quedé flipeado –bonita expresión-. ¿Por qué tengo que estar clavado como un zapallo como 10 horas para que vengan a arreglar un problema suyo? Y de última, ¿no se puede especificar una hora más precisa? ¿Qué es eso de “de 8 a 18”?
- Pah, mirá, no tengo idea –quise responder-. De última te puedo volver a llamar. ¿Vas a estar atendiendo el teléfono de 8 a 6 de la tarde mañana?
Sunday, May 6, 2007
Thursday, May 3, 2007
Diferido

Resulta que todo lo que intenté ver, ya había pasado. Pero lo peor es que no era que me decían que ya había pasado, sino que los que narraban lo contaba como si todo estuviera pasando ahora. Quedé idiotizado al darme cuenta que la carrera de Formula 1, el resultado del partido y la final de pelota vasca, todo, absolutamente todo, lo podía tener con un clic en el Google.
Hasta que punto hemos llegando que nos venden cosas que ya no son. Testimonios imborrables del pasado que no son más que un lugar en el vacío, pero que no le importan a nadie. ¿Para qué quiero ver la carrera si ya puedo tener el resultado? ¿Para qué ver el partido si igual puedo saber que empataron 0 a 0?
Vivimos en un mundo en donde hasta el pasado puede ser presente. En donde un resultado no es pasado hasta que sabemos que es pasado. Esa es sin dudas la lógica en donde vivimos.
Ya me cansé, me voy a ver un tal Francia-Italia que están pasando por la tele. Lo que no entiendo todavía es por qué juegan en Alemania…
Inútil

Estaban todos sentados en una ronda, escuchando atentamente lo que decía la liebre.
- Fue inútil - concluyó-. Puesto que como todos sabemos, las tortugas viven más de 100 años, y la maldita tortuga que me jodió, apenas tenía 20.
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