Así lucen todos los locales de Montevideo. Todos con el mismo cartel de "cerrado por licencia". Me siento en un pueblo fantasma. No hay nadie en la vuelta.
Me hace acordar a esas películas western en las que vuelan los fardos por los poblados desolados. La diferencia es que acá se fueron todos de joda y los pobladores no fueron misteriosamente mutilados.
No me preocupo, en abril empieza a funcionar todo de nuevo, después de semana santa, con la llegada del último ciclista. Repito: no me preocupo. No es época de preocuparse, dejemos las preocupaciones para abril.
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