_La bajada del cerro no resulta tan fácil. Llego al descanso y me encuentro con Sofi, mal herida y renqueando. Había tropezado en uno de finos escalones de piedra y revolcado varios metros. Estaba bien.
_La noche pide mucho. Nosotros no le damos nada. Comemos unas pizzas (ricas) y volvemos al hostal. Antes de ir al dormir, Santi empieza una guerra de alcohol en gel en nuestro cuarto: es él contra cualquiera que desee cuestionarlo. Usa el dispensador como arma letal. El resultado es un cuarto con paredes que chorreaban alcohol. Fue muy divertido.
_La mañana siguiente en Copacabana es una de las más frías que vivimos. La ducha una tortura. Sale apenas tibia. Recuerdo que esa mañana tuve un fuerte ataque estomacal…, por no decir que me fui por el caño. Tomo todo tipo de medicinas, pues nos esperaba un viaje largo en ómnibus hasta Cusco, Perú. Por suerte no hubo paradas inesperadas en el viaje.
_Cruzamos la frontera. Llegamos a la aduana en Perú. Una pintada nos recibe: Welcome to Peru. Los tramites salen bien y cambiamos nuestro dinero por Soles. Ya estamos de camino a Puno, para después tomar otro ómnibus a Cusco. Hacemos varias paradas para que algunos pasajeros bajen a hacer lo suyo.
_Estamos en Perú pero el panorama no cambia mucho. Puno no es muy diferente de otras ciudades en Bolivia. Las mismas casas con ladrillo entre rojo y naranja se asoman por toda el pueblo. Llegamos a la terminal y sólo hay ganas de comer. Faltan cuarenta minutos para tomar el otro ómnibus así que decidimos comer ahí. Uno de nuestros mayores errores. Pido un sándwich de carne con huevo. Lo que me viene es un sándwich de carne, huevo, y pelo… Tomo mucha Coca Cola y me voy a esperar el ómnibus. Partimos de Puno a Cusco.
1 comment:
En posts anteriores apareció un Eimb periodístico (mal influenciado por pasantías en radios) muy interesante...
Y estos rayones los leo con mucho entusiasmo.
Abrazo, y que continúe.
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