
Más tarde comencé a pensar que quizá no era una error, sino que se trataba de otra genialidad del autor. Que, intencionalmente, dejó esas hojas en blanco para que el lector se sintiera libre de expresar o de imaginar lo que quiera. Para que el universo del receptor se una en sintonía con el del emisor. Para que juntos podamos encontrarle un final a la historia. El cierre que se merece el protagonista. La reflexión que amerita a la ocasión. La solución que termine con el conflicto…
Mañana voy a la librería a pedirles que me lo cambien.
1 comment:
Qué borgiano, ¿estaban las páginas levemente amarilleadas por la edad?
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