Las lágrimas corrían por su cara como en un cristal corren las gotas de agua un día de lluvia. Él puso una cara de no entender nada. Soltó un suspiro de desolación. Ella seguía llorando. Él no la consoló. Para nada. Se quedó fijo, mirando la pared rosa del cuarto de ella. Todo había terminado, o empezado…
1 comment:
Comunicación imperfecta. Una constante.
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