Sunday, August 27, 2006

Señales

Advertencia, el siguiente comentario no tiene nada que ver con esa patética película de Mel Gibson en la que un macaco verde se mete en la casa y él le da de bomba con un bate de béisbol. Así que reclínese y relájese…, y si no tiene nada que hacer, lea tranquilo el comentario.

El hombre, y estoy hablando del ser parlante, a pesar de tener ese don que algunos no dominan tan bien, el hablar, necesita incansablemente del uso de gestos por fuera de ese elaborado sistema de fonemas complejos, para transmitir algo.

Así pues, inventamos cosas como el dedo mayor. ¿Cuál es el problema con este dedo? ¿Qué tiene de malo? Enserio. No es nada agresivo. No le veo nada amenazante. Es un dedo más. Ah, perdón…, es el dedo que está en el medio. Como si eso fuera algo relevante. Acaso alguna familia con tres hermanos al del medio le cumplen todos los caprichos y a los de afuera no…, total, ¡es el del medio! (ejemplo exagerado para resaltar la idea estúpido de considerar al dedo del medio como algo insultante).

Sin embargo, cada vez que nos hacen algo que nos molesta, jode, perturba, enoja, ofusca, molesta…, (sonido chicharra) “repitió, repitió”. Perdón Silvio. A lo que iba es que, cada vez que no tenemos la chance de dedicarle a alguien una buena puteada, ya sea porque es sordo (1) o porque no se nos ocurre nada más inteligente que “puto”, usamos el dedo. Y esta persona, que recibe “el dedo” debe sentirse ofendida, humillada y deprimida. ¡Vamos!, es un dedo.

Pero acá no termina este sistema elaborado de códigos. También inventamos el famoso “pedido de cuenta”. Una especie de firma al aire en donde dejamos en claro que no queremos gastar más y queremos irnos de una vez. Ahora, a diferencia del “dedo del medio” he notado que la gente se siente importante haciendo esta señal. Como si estuvieran firmando un decreto o un tratado de libre comercio con Estados Unidos. La gente le pone esmero al escribir al aire, y llega a hacer elaboradas redacciones, complicados sonetos y espinosas historias de amor y odio. Y debo decir que yo también me siento importante con la firma al aire.

- Así es mi amor, yo te traje acá y yo pago – le dije. Respiré hondo y le grite al mozo-. ¡Mozo! - hice una firma rara en el aire. No fue la firma de la declaratoria de independencia, no fue uno de los versos más tristes de esa noche, fue un “cerrá la mesa ¡ya!, porque por este bagarto que tengo enfrente no pongo un peso más”.


1 – Ser sordo no es una razón para putear a una persona, lea el final de la frase y se enterará de qué se trata.

5 comments:

Anonymous said...

Una de las mejores señas es la que se hace un círculo uniendo índice y pulgar, y con la otra mano se pasa el índice un cierto número de veces, suficientes para condensar el significado de la seña.

Anonymous said...

Jaja. Muy bueno. Odio las señas, en especial cuando no te dicen absolutamente nada.

Anonymous said...

Es Horrible cuando tenes que llevar a una mina a comer y ella no para de pedir cosas. Comparto tu sentimiento

Ignacio Bermúdez said...

Kuak, definitivamente no me entiendes.

Anonymous said...

tremendo. Es verdad, no tiene sentido. Hay que ponerse las pilas y hacer una seña nueva o algo, como hacía Ross en Firends.