Sunday, June 28, 2009

Condena

Una de estas noches de tormenta vi cómo un rayo se marcó en el horizonte. Su efímera repercusión me dejó pasmado por unos segundos. Intranquilo. Incómodo. Ese breve momento de tensión, ese dispar sentimiento que me hizo pasar el rayo, fue sobrepasado minutos después por el olvido absoluto del asunto. Ya en casa me recosté en mi cama. Mi segundo en el cielo había pasado. Esa luz y sonido que había marcado el firmamento se estaba apagando. Por mi cabeza, de un centello, pasaron los momentos más relevantes de mi vida, como si eso sirviera para que mi destello quedara en la retina de alguien. Cerré los ojos y di mi último aliento.

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