El resfrío en el medio de la navidad, en el arranque del verano, me está matando. Debo de ser uno de los pocos tarados que tiene un resfrío en verano, algo que me parece ridículo especialmente por la “calida temperatura”.
Resulta que no aguantaba más y tuve que comprarme pañuelos descartables. Era la primera vez en mi vida que compraba unos. Y cuando digo primera vez digo primera vez. Ni siquiera por mandado para alguien, nunca en mi vida había comprado pañuelos descartables (y menos de tela, uno de los hábitos más desagradables del ser humano, llevar los gérmenes en el bolsillo).
No me pregunten por qué, pero me sentí muy bien, como nene chico con juguete nuevo. Resultaron extremadamente cómodos y muy baratos. Perdí la virginidad pañuelistica. Así que me doy la bienvenida, al suave y perfumado mundo del pañuelo descartable. Cada día se aprende algo nuevo.
Resulta que no aguantaba más y tuve que comprarme pañuelos descartables. Era la primera vez en mi vida que compraba unos. Y cuando digo primera vez digo primera vez. Ni siquiera por mandado para alguien, nunca en mi vida había comprado pañuelos descartables (y menos de tela, uno de los hábitos más desagradables del ser humano, llevar los gérmenes en el bolsillo).
No me pregunten por qué, pero me sentí muy bien, como nene chico con juguete nuevo. Resultaron extremadamente cómodos y muy baratos. Perdí la virginidad pañuelistica. Así que me doy la bienvenida, al suave y perfumado mundo del pañuelo descartable. Cada día se aprende algo nuevo.
2 comments:
Me desagradan los pañuelos de tela. Y me revuelve el estómago la gente que se suena la nariz y guarda su trofeo en el bolsillo.
Qué gran descubrimiento. Con envidia sana, sin ironía.
Post a Comment