A pesar de que me recibió un montón de polvo y pelos de perro llegué a impactar contra el fondo de la bolsa de tela. Me limpié la cara, o lo que puede de ella, y comencé a explorar. No reinaba una oscuridad tremenda, pero tuve que esperar un poco hasta que mis ojos se acostumbraran.La aspiradora me había succionado tan fuerte a su interior, de una manera tan imprevista y poco cortés, que a penas recordaba lo que había sucedido. Comencé a recobrar lentamente la memoria. Algo atascado en el caño. Metí mi mano. Aspiradora prendida. Zas. Oscuridad, polvo y pelos.
Examiné un poco el lugar. La bolsa debió haber sido cambiada hace tiempo si no cómo explicar tanto polvo. Pero claro, ¿quién la va a vaciar ahora? ¿Quién vendrá a rescatarme?

