Friday, May 29, 2009

Gorda

Despertó del sueño cuando su cuerpo chocó, boca abajo, contra el suelo. Hizo una especie de lagartija para ver por encima del colchón. Ella dormía tranquila. Su respiración era lenta y pronunciada. Casi no se la podía ver en la oscuridad, pero cada vez que aspiraba aire un pequeño montículo se asomaba, para luego desaparecer cuando exhalaba…

En el sueño, él caminaba por la vereda cuando una muñeca hinchable gigantesca le impedía el paso. Tenía un vestido rojo ajustado. No era de las clásicas que se ven por la tele. Esta era algo rellena (más allá del aire que tenía); una chica regordeta, con piernas anchas, grandes caderas y un escote prominente.

Rojo. La muñeca se expandía a toda velocidad y ocupaba toda la vereda. Él estaba inmovilizado. La presión que ejercía contra el suelo era tan grande que le era imposible moverse. Se respiraba goma. Rojo. Firme contra ella, podía sentir claramente cómo el aire ingresaba a la gorda, como cuando inflamos una bicicleta. Rojo. Con cada bocanada de aire la muñeca le iba apretando más las tripas. Rojo. Y al mismo tiempo cada envión de aire que ingresaba en ella significaba menos aire para él. Rojo. Rojo. Ro… La muñeca cedió y la onda expansiva de aire hizo que chocara de frente contra el suelo de su cuarto.

Se levantó sin hacer ruido y se fue al baño. Mientras orinaba miró por la ventana. Buscaba a la muñeca hinchable. Volvería a ver a esa gorda de vestido rojo. Impediría otra vez el paso. Ahogaría con olor a goma. Sentiría esa sofocación de estar inmovilizado contra la vereda y que sólo quede por dar la última bocanada de aire.

Monday, May 25, 2009

Frío

Se puso las medias antes de morir. No quería pasar frío más tarde.

Friday, May 22, 2009

Debajo

El banquete se servía en una larga mesa en forma de cruz cristiana. Tan vasta era la concurrencia que los ejes, horizontal y verticalmente, se extendían varios metros. Pude divisar, a unos comensales de mí, una hermosa dama. Ella comía pollo con arroz. Yo comía pollo con arroz. Ella tomaba vino. Yo tomaba vino. Ella se ayudaba con grisines para comer el arroz. Yo usaba pan…, nadie es perfecto. Luego de hacer contacto visual intercambiamos algunas mímicas. Lucía. Juan. Mucho gusto. Pero la comunicación intracomensal se hacía difícil así que propuse juntarnos en un punto equis debajo de la mesa cruz. Con una mirada pícara señalé hacia abajo. Al principio ella entendió otra cosa y se ofendió. Pero luego de varias gesticulaciones coordinamos una cita. Yo tiré mi tenedor con cara de disimulo y me adentré en la oscuridad. Comencé a gatear. Los zapatos se sucedían y ella no aparecía. Seguí mi camino hasta que llegué a la gran bifurcación. Se abrían tres opciones: izquierda, derecha o seguir de frente. Decidí la derecha, no por convicción política, sino porque había notado que a la derecha de la mesa servían paella. Gateé varios minutos más hasta que me cansé. Miré hacia atrás. Había un vacío tremendo en el largo ducto de pies. Vi una silla vacía y volví a la superficie. En el lugar que ocupé ya estaba servido con un gran plato de paella. A mí lado, un cura juntaba arroz con grisines. Con pan, Padre, con pan.

Tuesday, May 19, 2009

Cucarachas

Mi jefe me ofreció tomar unas cervezas después del trabajo. Es viernes, dijo. Para mí podría haber sido martes y hubiera aceptado de todas formas. En la barra el barman nos acercó dos chops helados. ¿Qué sucede? Te noto caído. Ese ánimo… Yo le dije que había tenido un mes difícil. Cosas de la oficina. ¿Julia? Hacía tiempo que no la veía.

La noche pasó y más gente se acercó al bar. Unos compañeros de trabajo aparecieron y nos sentamos en una mesa. Como cuando muere el día, el local fue gradualmente perdiendo la luz y la música cada vez subió más su volumen. El amarillo claro de las cervezas era el único color distinguible de la noche. Todos mi colegas se levantaron a bailar. Yo les seguí con poca gana y al cabo de un rato acabé de nuevo en la barra. Cuando me estiré para pedir otra copa choqué sin querer con una chica a mi lado. Tenía el pelo tremendamente lacio, unos labios discretos y una mirada letal. Sólo eso pude distinguir. Le invité un trago y conversamos.

Ella trabajaba de algo. Estaba ahí por algo. Y le gustaba algo. Yo miraba. Invito esta vuelta yo, dijo. Gritó un par de veces y como no la escucharon se inclinó sobre la barra. El barman estaba de mi lado lo que hizo que ella acercara su cuerpo contra el mío. Su boca discreta. Su boca. Su… La besé y ella me empujó con fuerza. Con mi estado perdí el equilibrio y quedé sentado en el suelo. Uno piensa que en esas situaciones, como sucede en las películas, la música del bar se detiene y todo el mundo se da vuelta para ver qué ha sucedido. Nadie volteó a verme en el suelo. La música siguió sonando. Y ella se fue a bailar con no sé quién.

Afuera, sentado en el cordón de la vereda, una cucaracha se posó en mi mano. A veces envidio la vida amorosa de estos pequeños insectos, fruto exclusivo de la casualidad, que vagando por la mugre, sin intención aparente, se encuentran con una de su especie y así cumplen con su destino de procreación.

Wednesday, May 13, 2009

Nota al pie: Turismo

La cartera de turismo anunció las cifras del primer trimestre de este año. Según los datos ingresaron al Uruguay, en comparación con el año pasado, un uno por ciento menos de turistas. Sin embargo, las autoridades anunciaron que si se toma el mes de abril el turismo aumentaría un cuatro por ciento. Fuentes del ministerio aclararon que de haberse tomado en cuenta a los cinco mil paraguayos que vinieron a ver a sus selección por las eliminatorias (que sólo estuvieron en el país unas cuantas horas) la cifra ascendería a un cinco por ciento.

Friday, May 8, 2009

Hielo

Cuando mamá murió, mi padre hizo todo lo posible por mantenernos a flote a mí y a mi hermana Anne. Pasamos tiempos difíciles. Hipoteca, rentas atrasadas y todos esos líos. Nunca vi caer una sola lágrima de los ojos de mi padre. Pero las cosas mejoraron y el viejo consiguió una casa sobre el lago Bulrmont en la ciudad con el mismo nombre. Los veranos eran cálidos y aburridos ya que éramos los únicos que nos quedábamos en el pueblo porque mi padre no se tomaba vacaciones. Con Anne nos llevábamos bien (yo soy dos años mayor). No éramos tal para cual. Pero nos queríamos.

El invierno de mi decimoquinto cumpleaños mi padre me regaló un par de patines de hielo para estrenar en el lago que se petrificaba apenas comenzaba la estación. Por supuesto mi hermana también tuvo su par. Nunca antes habíamos patinado pero el solo hecho de tener algo que hacer nos alegró el día.

Los dos entramos al lago de la mano. Luego de un par de minutos de caídas involuntarias conseguimos soltarnos. Mis movimientos eran torpes, como si siempre buscara algo donde sostenerme. Anne lo hacía de maravilla. Luego de una hora, conseguí trasladarme sin problemas por la pista. Avancé hasta lo profundo del lago. Siempre me pregunté qué diablos habría en él. No tenía ni idea de si había peces u otros animales. Me sentía Jesús dando mis pasos por el agua y diciendo a los demás, “vieron, soy el mesías”.

Mi aventuras terminaron cuando un grito de Anne erizó mi piel (ni el frío lo había hecho). Volteé para ver dónde estaba y la vi hundirse en el hielo a unos cuantos metros de mí. Intenté ir a ella pero apenas tomé velocidad tambaleé y me arrastré por la pista. Me sangraba el labio. Una sangre oscura que dejó huellas en el trozo de hielo donde había frenado. Levanté la mirada y vi a mi padre zambullirse de cabeza en el hielo. Desapareció unos instantes y volvió con Anne. Me saqué los patines y corrí descalzo. Ella estaba pálida. Su labios eran de un violeta fuerte y tenía el pelo con escarcha. Mi padre obró silenciosamente. Le golpeó el pecho un par de veces y le hizo boca a boca. El minuto más largo de mi vida terminó cuando Anne escupió en el hombro de mi padre un par de hielos. Ella dijo lo siento entre sollozos y mi padre la abrazó. Los tres nos abrazamos. Y lloramos juntos. Y las lágrimas
no se congelaron.

Puede que si Anne no se hubiera perdido en el agua helada ninguno de nosotros hubiera entendido de qué se trata todo esto. Circulando como por una pista de hielo. Dando círculos peligrosos los más osados. En línea recta los más precavidos. Otros deslizándose sin mirar al suelo ignorando todo lo que sucede a su alrededor. Algunos hasta moviéndose hacia atrás… ¿Hemos hecho todo lo posible por sonreír cuando nuestros padres nos dejan ir por el hielo solos? Acaso ellos nos devuelven la sonrisa… Daremos mil piruetas en el aire o simplemente admiremos el paisaje; y tropezaremos. Quizás sea eso lo que divide a la vida de la muerte: una fina capa de hielo.

Wednesday, May 6, 2009

Una disculpa

Aquella mañana intentaba disculparme con la profesora de italiano por un claro error que cometí en mi intervención. No era de hablar mucho en clase, pero necesitaba puntos para exonerar la materia (cosa que no conseguí). Disssculpa, dije en un primer intento. Cosa dice. Disssculpa. Como. Callé sin saber qué decir cuando ella, que se sentaba un banco más adelante del mío, me miró de reojo y susurró. Scusa. Miré a la profesora de nuevo y contesté. Scusa. Bene. No recuerdo haberle dicho gracias después de eso. Ni haberme disculpado por todo lo que le hice.

Tuesday, May 5, 2009

Suavemente

Los anuncios de la tele dicen:

“El placer de la suavidad…”, “Una piel suave…”, “Suave aroma…”.

P.D.: A escuchar ese disco, por favor.

Midnight madness

Descubrí una nueva entre la cena y el desayuno. A eso de las tres de la mañana, y porque no tenía mucha cosa que hacer, me preparé un sándwich de jamón, queso, panceta, mayonesa... y después de comer dormí más tranquilo. Altamente recomendable para lectores nocturnos que se encuentran atrapados en el medio de la noche.

P.D.: Provecho.

Sunday, May 3, 2009

Zap...

Rosana Romero detuvo mi zapping por unos segundos e hizo quedarme en la primera un ratito. Quien la eligió cumplió su cometido...

P.D.: No recuerdo mucho de qué hablaba..., ¿Nadal? No sé cómo le fue...

Saturday, May 2, 2009

La base

Volví a una cancha de fútbol después de 4 años (igual, hace 6 que no voy al Estadio Centenario). El partido fue Defensor Sporting y Danubio. Lo que más me llamó la atención en mi vuelta a las canchas (a las tribunas) fue que los jugadores de hoy usan un calzado muy raro. Colores encandilantes como el verde flúo o un rosa claro son los más usados por los futbolistas (sin contar el híbrido blanco). Ni un sólo jugador de la cancha (sólo el línea de la tribuna oficial) usaba zapatillas negras. La pregunta es qué nos llevó a esto. ¿Qué le está pasando por la cabeza a un jugador de fútbol cuando decide usar algo de color verde cotorra para vestir sus pies? Me parece que es tiempo de que se vuelva a los championes negros. No sé, capaz que estoy medio retro.

Friday, May 1, 2009

Sin ocupar

El parlamento autónomo de Marea permanecía en sesión el primero de mayo. La medida se tomó hace medio siglo cuando los parlamentarios decidieron mostrarle al pueblo que están abocados a la comunidad todo el tiempo (cosa que no sucedía ni en navidad ni en fin de año cuando permanecía cerrado). Lo cierto es que el primero de mayo nadie iba al parlamento. Edmundo Amorín Ray era el único diputado que asistía en esa fecha (por ser él de la vieja escuela). Cansado de presenciar solo una sesión que era, en consecuencia, dictada por el mismo, Amorín Ray promulgó una ley producto tanto de su aburrimiento en la banca como de su senilidad severa.

Fue así que a partir de ese primero de mayo, todas las personas desempleadas del país ocuparían por ese día los lugares abandonados, decía él, “por el merecido descanso de los trabajadores, no así de los senadores”. Puestos de diarios, carros de chorizos, estaciones de nafta, bancas parlamentarias entre otros rubros caerían durante un día bajo las manos de gente que durante todo el año no hacía nada. Amorín Ray, orgulloso de su proyecto de ley (que rompió todo Record Guiness de redacción, discusión, sanción, promulgación y publicación), sentenció que esta sería una brillante oportunidad para que la gente ociosa entendiera qué hacen los demás el resto del año.

El dos de mayo, cuando los otros disputados se encontraron con el proyecto del veterano político, una fuerte discusión se zanjó en la cámara. Como todo debate parlamentario, el tema se desvió de foco y sólo quedó esperar al año que viene a que los desempleados tuvieran su oportunidad.

El primero de mayo del siguiente año amaneció con algunos problemas. Los diarieros desempleados, que se habían despertado hacía rato, protestaban porque no tenían nada que hacer, puesto que como era primero de mayo, no había prensa escrita, es decir que, su rutina no variaba en lo absoluto a lo que hacían el resto del año. Los bancos presentaron interminables colas de jubilados que no fueron atendidos por los funcionarios que se dedicaron todo el día (los más honestos) a jugar a la guerra de billetes. Otros servicios como las estaciones de nafta o supermercados permanecieron cerrados hasta las tres de la tarde. Los funcionarios desempleados argumentaron que era primero de mayo y que nadie se iba a levantar temprano a comprar pan. Curiosamente el transporte público, ómnibus y trenes, cumplieron rigurosamente sus horarios y recorridos y llegaron siempre en hora. Pero el caos más grande se dio en el parlamento. Leyes como “No despertarse antes de las once” o “Doritos gratis para todo el mundo” fueron aprobadas con mayor rapidez aún que la ley de Amorín Ray.

Finalmente, una resolución del presidente (que en el comienzo de su discurso en cadena nacional tuvo que aclarar que no era un desempleado), disolvió el parlamento autónomo de Marea por ese día tomando el control de la situación y declarando el estado de sitio. El presidente sentenció en una parte del discurso que, “a pesar de lo que todos pensemos, un desocupado va a ser siempre un desocupado”.