A pesar de que me recibió un montón de polvo y pelos de perro llegué a impactar contra el fondo de la bolsa de tela. Me limpié la cara, o lo que puede de ella, y comencé a explorar. No reinaba una oscuridad tremenda, pero tuve que esperar un poco hasta que mis ojos se acostumbraran.
La aspiradora me había succionado tan fuerte a su interior, de una manera tan imprevista y poco cortés, que a penas recordaba lo que había sucedido. Comencé a recobrar lentamente la memoria. Algo atascado en el caño. Metí mi mano. Aspiradora prendida. Zas. Oscuridad, polvo y pelos.
Examiné un poco el lugar. La bolsa debió haber sido cambiada hace tiempo si no cómo explicar tanto polvo. Pero claro, ¿quién la va a vaciar ahora? ¿Quién vendrá a rescatarme?
Tuesday, February 17, 2009
Monday, February 9, 2009
Plan económico
Para economizar en momentos de crisis, compré una remera para cada día de la semana. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo imprimí en cada una de ellas. Como la distancia entre volver a usar cada una sería de una semana, el lavado no sería una interferencia en mi nuevo sistema. Claro que no tuve en cuenta la rotura de mi lavadora, lo que alteró rotundamente mi semana.
El lunes amanecí como si fuera un martes. Perdí varias reuniones y olvidé recoger a mi madre del médico. Para peor dejé plantada a mi novia en el restaurante, lo que significó un sermón telefónico.
Los problemas se fueron acumulando cuando llovió. Y mucho. Lo que se había convertido en un martes terminó siendo un domingo. Falté al trabajo, no pasé a buscar a mi novia por su clase de yoga de los martes y seguí dejando a mi madre en el hospital. Por falta de vestuario fue domingo por varios días.
Cuando la lavadora volvió a su lugar mi vida era un desastre. Me despidieron. Mi madre ya no me hablaba y mi novia me había dejado. La economía podrá ser práctica pero a veces resulta muy poco útil.
El lunes amanecí como si fuera un martes. Perdí varias reuniones y olvidé recoger a mi madre del médico. Para peor dejé plantada a mi novia en el restaurante, lo que significó un sermón telefónico.
Los problemas se fueron acumulando cuando llovió. Y mucho. Lo que se había convertido en un martes terminó siendo un domingo. Falté al trabajo, no pasé a buscar a mi novia por su clase de yoga de los martes y seguí dejando a mi madre en el hospital. Por falta de vestuario fue domingo por varios días.
Cuando la lavadora volvió a su lugar mi vida era un desastre. Me despidieron. Mi madre ya no me hablaba y mi novia me había dejado. La economía podrá ser práctica pero a veces resulta muy poco útil.
Sunday, February 1, 2009
No esta vez
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